Pablo Piferrer (1818-1848)



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Canción de la primavera

Ya vuelve la primavera:
Suene la gaita,—ruede la danza:
Tiende sobre la pradera
El verde manto—de la esperanza.

Sopla caliente la brisa:
Suene la gaita,—ruede la danza:
Las nubes pasan aprisa,
Y el azur muestran—de la esperanza.

La flor ríe en su capullo:
Suene la gaita,—ruede la danza:
Canta el agua en su murmullo
El poder santo—de la esperanza.

¿La oís que en los aires trina?
Suene la gaita,—ruede la danza:
—«Abrid a la golondrina,
Que vuelve en alas—de la esperanza.»—

Niña, la niña modesta:
Suene la gaita,—ruede la danza:
El Mayo trae tu fiesta
Que el logro trae—de tu esperanza.

Cubre la tierra el amor:
Suene la gaita,—ruede la danza:
El perfume engendrador
Al seno sube—de la esperanza.

Todo zumba y reverdece:
Suene la gaita,—ruede la danza:
Cuanto el son y el verdor crece,
Tanto más crece—toda esperanza.

Sonido, aroma y color
(Suene la gaita,—ruede la danza)
Únense en himnos de amor,
Que engendra el himno—de la esperanza.

Morirá la primavera:
Suene la gaita,—ruede la danza:
Mas cada año en la pradera
Tornará el manto—de la esperanza.

La inocencia de la vida
(Calle la gaita,—pare la danza)
No torna una vez perdida:
¡Perdí la mía!—¡ay mi esperanza!


Alina y el genio

Dos flores hay en el prado
ambas bellas en color,
ambas regadas de una agua
y solo vistas del sol.

Del cielo un aura levísima
fresca sonando bajó,
de la una flor nace Alina,
un Genio de la otra flor.

Su forma ocultando el Genio
toma forma de un garzón,
si visible para Alina
á los demás hombres no.

“Grande es tu belleza, Alina,
“la de tu ánimo, mayor;
“belleza del cuerpo y alma
“del Destino es raro don.

“Entra en el mundo; tu senda
“recorre de esta arpa al son;
“entra, y la morada alcanza
“que el Destino te asignó.”

Ella temerosa y niña;
alado el Genio y veloz:
“¿Quién me guiará?” ella exclama,
y el Genio le dice : “¡Yo!”

A la puerta de un castillo
Alina el laúd templó,
el primer son que ella suena
es un sonido de amor.

“¿Quién es esta, los mis guardas?”
va preguntando el Barón:
“gentil y apuesto es su cuerpo
“mucho es donosa por Dios.

“¡Ay niña la gentil niña,
“la de la suave voz
“tuyo sea mi castillo,
“sé dueña de su señor!“

Alza los ojos Alina
y al Genio le preguntó:
“¿Moraré en este castillo?”
y el Genio responde “¡No!”

“Otro dueño dio el Destino,
“Alina, a tu corazón:
“sigue mi vuelo, o mi hermana,
“ven tras mí, tu guía soy.”

El laúd templa de nuevo,
en la villa entran los dos;
en las calles por do pasan
no caben las gentes, no.

A la puerta están los hombres,
las damas en el balcón:
ellas sonríen de envidia,
ellos sonríen de amor.

Nobles y burgueses gritan:
“¿De do la niña salió?
bienhadada nuestra villa,
si viene a morar con nos!”

Alina el trovar suspende:
“Todo un pueblo con amor
“me desea; ¿seré suya?”
y el Genio le dice: “¡No!”

“Ame del pueblo el aplauso,
“Alina, tu corazón;
“dióte otro dueño el Destino,
“sígueme, tu guía soy.”

Tañe el laúd, y a las auras
alegre suelta la voz:
por las gradas del palacio
ya van subiendo los dos.

Al son primero del arpa
se estremece el artesón
de la techumbre: al segundo,
el señor Rey dispertó.

“Mis pajes los fieles pajes,
“¿cuya era la dulce voz?”
“Ya la gentil trovadora
“acá se llega, señor.”

“Oh mi gentil trovadora
“¿por qué tu tañer cesó?
“al son de tu dulce trova
“quiero adormirme de amor.

“Sobre el tu cabello de oro
“mi corona pondré yo:
“soy señor de cien provincias;
“sé reina de su señor!”

Alina los ojos alza
y al Genio le preguntó:
“¿Aceptaré la corona?”
y el Genio le dice ; “¡No!”

“No la corona de reina
“ha de ser tu galardón:
“otra ceñirá tus sienes…
“sígueme, tu guía soy.”

Cruzan valles, cruzan montes,
un año y otro pasó,
al cabo de los tres años
divisan un torreón.

Fuertes murallas lo ciñen;
las almenas dan temor,
y llena sus hondos fosos
un torrente bramador.

Siete veces lo rodean,
no encuentran la puerta, no;
jamás puente levadizo
sobre el torrente cruzó.

“¡Toca el arpa!” dice el Genio
y al sonar el primer son,
secase en los hondos fosos
el torrente bramador.

Al segundo son del arpa
un muro se desgajó:
“Entra, hermana,” dice el Genio:
“sígueme, tu guía soy.”

“Oscura es la senda, hermano.”
“¡Toca el arpa!” al tercer son
estalla de luz blanquísima
misterioso resplandor.

Las columnas, las paredes
resplandecen como el sol:
todo es lumbre, todo diáfano,
las riquezas dan temor.

Solo al fondo hay una puerta;
dentro la puerta ¡qué horror!
vagan pálidos espectros…
sombras del «pasado» son.

“¡Feliz, feliz, o mi hermano,
“el dueño de esta mansión!”
“¡Feliz, feliz tú, o mi Alina,
“porque su dueño soy yo!”

“¿Quién eres pues?”—“¡Toca el arpa!”
y del arpa al cuarto son
recobra su forma el Genio,
y el garzón despareció.

“¿Quién eres? sobre tu frente
“brilla un místico fulgor,
“y la lumbre de tus ojos
“abrasa…” —“¡Tu Genio soy!

“Al nacer de las dos llores
“el Destino nos unió:
“yo soy toda tu belleza;
“tu esencia, tu dicha soy.

“Esta llama de mi frente
“ha de ser tu galardón:
“de hoy más descansa en mis brazos
“a mí el Destino te dio.”

“Oh Genio! tristes espectros
“vagar veo entre el horror
“de aquella puerta…”—“No temas,
“sombras del pasado son.

“Mi luz disipa las sombras,
“los finados a mi voz
“resucitan: no hay pasado
“para mí; ¡tu Genio soy!”

“¡Oh Genio, mi dulce Genio!
“cuán dulces tus lazos son!
“Duérmame siempre en tus brazos,
“duérmame en ellos de amor.

“Guarde su aplauso la villa,
“sus castillos el barón
“y su corona el monarca
“de cien provincias señor.

“Que vale más tu morada,
“de tu frente el resplandor:
“pues mi belleza es mi Genio,
“¡oh mi Genio! ¡tuya soy!”